Arden las redes. Esta afirmación, que está a la orden del día, des-ordena la vida de cualquiera que se vea afectado por la pasional (irracional) y desmesurada reacción de quien se erige en magnánimo defensor de una causa justa y que, sin embargo, no deja de ser totalmente in-justo y poco tolerante en su respuesta pública. Y es que el linchamiento digital, las peticiones de boicot y las recogidas de firmas se han convertido en una forma de control y censura que hacen tambalear los cimientos de la libertad de expresión, que ya no necesita de un estado represor -ni de unas leyes escritas- para imponer sus normas. Estamos ante un verdadero combate pugilístico: la censura de siempre vs la censura de hoy. Y no se confundan señores, el combate no es dictadura vs democracia, no es tan simple.